Fue demolida durante la Alta Edad Media, pero los restos de las murallas se conservan bajo tierra.
En ese momento, la ciudad de Sigtuna, situada al norte del lago Mälaren y al sur de Upsala en la provincia sueca de Uplandia, había sido el centro del poder real durante algunas décadas y existió hasta mediados del siglo XII.
Su actividad misionera encontró oposición de sectores paganos y, a su muerte, en algún momento antes del año 1072, Adalvard había sido expulsado de su puesto.
El sucesor designado en Hamburgo no asumió el cargo debido a las tensiones que reinaron tras la muerte de Stenkil.
Sigtuna tuvo como uno de sus obispos a san Enrique, que participó en la cruzada a Finlandia encabezada por el rey san Erik IX de Suecia y sufrió el martirio allí en 1157.