Los primeros obispos se conocen gracias a un catálogo de finales del siglo XII, pero ya conocido en el siglo IX, considerado fiable por Louis Duchesne.
Tras estos se conoce al obispo san Lupo, que vivió a mediados del siglo V, famoso sobre todo por haber defendido la ciudad de las hordas hunas de Atila.
La ciudad fue sede de varios concilios provinciales: en 867, en 1104, en 1107 y en 1129.
A finales del siglo XIII también se construyó en Troyes la basílica de San Urbano, por encargo del papa Urbano IV, originario de Troyes.
[2] Al inicio de la Revolución francesa, la diócesis incluía aproximadamente 400 parroquias, agrupadas en 1 arciprestazgo, 5 arcedianatos y 8 decanatos.