En 1629 fue trasladada a Dünaburg (actual Daugavpils), en donde estaba la Catedral de San Juan.
A cambio, el rey Segismundo II Augusto Jagellón otorgó a los livonios el estatuto Privilegium Sigismundi Augusti de autogobierno, incluida la libertad para practicar su religión.
[2] La iglesia parroquial de San Juan, en Wenden, pasó a ser la catedral.
El rey Segismundo III prohibió a los pastores luteranos de la diócesis predicar en los idiomas letón y estonio.
Los suecos apoyaron a la Iglesia luterana con todas sus fuerzas y oprimieron a la Iglesia católica, por este motivo, la sede episcopal se trasladó de Wenden a Dünaburg, en la región de Latgale, en donde se erigió la nueva catedral de San Juan.
4, § 2 del tratado, a los católicos sólo se les permitía practicar su fe “en privado”, en sus hogares.
En 1685 los católicos que residían en las otras dos regiones históricas de Letonia: Semigalia y Curlandia (que en ese momento formaban el Ducado de Curlandia y Semigalia), fueron puestos bajo la administración y el cuidado pastoral del obispo residente en Dünaburg.