El dióxido de iridio, u óxido de iridio (IV), es el óxido más estable conocido del elemento iridio, un compuesto de fórmula química IrO2.
Se trata de una sustancia cristalina con una estructura similar al cristal de rutilo (TiO2), el cual contiene seis coordenadas iridio y tres coordenadas de oxígeno.
El procedimiento consta de dos etapas: en la primera, se efectúa la deposición del iridio metálico sobre el electrodo, y en la segunda, se realiza la oxidación del mismo a través de polarizaciones cíclicas.
Lo que se obtiene al final del proceso, es una mezcla de óxido de iridio (III) y (IV), hidratado.
[3] Se utiliza con otros óxidos en la capa de ánodo-electrodos para la electrólisis industrial y en microelectrodos para la investigación en electrofisiología.