Diccionario General de la Lengua Catalana

Dedicó seis años y apareció publicado como libro el año 1932.

La segunda edición no se haría hasta el año 1954 (muerto ya Fabra), y censurada.

Fabra aplicó un método científico riguroso que le valió el reconocimiento espontáneo de sus contemporáneos.

Con este espíritu, rechazó regionalismos demasiados restringidos y arcaísmos que ya habían caído en desuso.

El DGLC (o simplemente «Fabra», como popularmente se conocía) consiguió unificar la ortografía, depurar el léxico, fijar la gramática e introducir neologismos.

Primera edición.