El contrato estipulaba que la labra debía hacerse en madera de castaño, obligándose en la disposición de las figuras en altorrelieve a seguir el modelo de una estampa «que está en un libro de Evangelios dedicado a Alejandro VIII, que confiesa tener a la vista».
[2] La obra debía estar acabada en seis meses, aunque todavía en julio del año siguiente Afonsín pedía al cabildo se retuviese a Sande la cantidad devengada pues tenía deudas con él.
Por los mismos años esculpió para la capilla de la Virgen del Pilar de la catedral santiaguesa, patrocinada por el arzobispo Antonio de Monroy, el Santiago peregrino arrodillado ante la imagen de la Virgen, copia de la zaragozana, y la estatua orante en mármol blanco del arzobispo para su mausoleo, en la que Martín González advierte un sencillo realismo, «evitando la vanagloria que pudiera corresponder a uno de los mecenazgos más fecundos del siglo XVIII».
Adjudicado en primera instancia a Afosín, que se había ofrecido a realizar toda la obra por 4 600 reales, Sande se comprometió a ejecutarlo por el mismo precio y, tras consulta con el vicario general, se le entregó la obra «en atención a la mucha habilidad de que [...] estaba conceptuado».
[6] Falleció en 1731, cuando debía de hallarse en plena actividad, en el monasterio de San Salvador de Celanova,[5] aunque el ya citado Murguía asegura, sin dar una fecha, que era tradición que murió «una noche a estocadas en la Pescadería».