Diego de Sanabria

Hacer la leva, reunir a la gente necesaria y contratar los navíos para la travesía no les resultó tan fácil a doña Mencía y al joven Diego, y mientras este en Sevilla intentaba desesperadamente reunir medio millar de soldados más, la ilustre dama enviaba por delante tres navíos a su destino al mando de Juan de Salazar.

Mientras en los territorios rioplatenses sucedían estos inconvenientes, las cosas en España tampoco pintaban bien; Diego de Sanabria era demasiado joven y no ofrecía ninguna garantía: se le dificultaba conseguir gente que quisiera acompañarlo en su aventura del Río de la Plata.

Al llegar Diego de Sanabria al Río de la Plata, descargó el barco y volvió apresuradamente a España a reclamar sus derechos, pero en la Corte no fue escuchado porque ya se había asignado la gobernación.

Pero, una vez que entraron en la selva brasileña, las penalidades o la voracidad de los caníbales los hicieron desaparecer sin dejar rastro.

Otra versión determina que Diego de Sanabria, después del fracaso oficial, volvió a Indias, se estableció en Potosí y allí terminó sus días.