Diego del Castillo de Villasante

Según Gonzalo Díaz y Bernardo Alonso Rodríguez,[2]​ existió un contemporáneo homónimo, autor de obras morales, con el que frecuentemente se le confunde.

[4]​ Diego del Castillo de Villasante desempeñó varios cargos importantes en Bolonia, reflejando su compromiso y habilidades académicas.

Este rol le brindó la oportunidad de profundizar su conocimiento sobre la ley y su aplicación práctica en el ámbito religioso, lo que sería crucial para su futura carrera administrativa.

Por su parte, el Inforciato es un compendio de derecho canónico que se utilizó ampliamente en las universidades europeas.

Los ideales del humanismo renacentista, que enfatizaban el valor del conocimiento y el servicio a la comunidad, se integrarían en su enfoque hacia la administración pública, promoviendo una perspectiva que equilibraba la ley con la ética y la moral en la toma de decisiones.

Este cargo le permitió supervisar el funcionamiento de la justicia en la región, investigando las quejas y denunciando la corrupción.

Como alcalde, su responsabilidad incluía la administración de justicia en la capital, donde tuvo que coordinar diversas funciones gubernamentales y judiciales.

Este caso atrajo la atención pública y su eficiente manejo le valió un reconocimiento significativo en la Corte, elevando aún más su estatus como jurista.

Su muerte fue lamentada en la Corte, donde había sido una figura influyente tanto por su competencia profesional como por su integridad personal.

Esto no solo refleja la estima que se tenía hacia Diego, sino que también ayudó a mantener la posición de su familia en la sociedad, asegurando oportunidades para sus descendientes en un tiempo donde las conexiones familiares eran cruciales para el éxito en la carrera pública.

Esta alianza no solo fortaleció sus vínculos sociales y políticos, sino que también aseguró una base sólida para su familia en el contexto de la corte y la administración pública, donde las conexiones familiares eran vitales para el éxito.