Dieta baja en carbohidratos

Los alimentos ricos en hidratos de carbono fácilmente digeribles (por ejemplo, azúcar, pan, pasta) son limitados o sustituidos por alimentos que contienen un mayor porcentaje de proteínas y grasas (por ejemplo, carne, aves de corral, pescado, mariscos, huevos, aguacates, queso, nueces, semillas) y otros alimentos bajos en hidratos de carbono (por ejemplo, la mayoría de las ensaladas vegetales).

[4]​ Las dietas bajas en carbohidratos están respaldadas por múltiples ensayos clínicos en humanos que demuestran mejoras consistentes en múltiples factores de riesgo establecidos asociados con la resistencia a la insulina y la enfermedad cardiovascular.

[5]​ Estas se utilizan para tratar o prevenir ciertas enfermedades y condiciones crónicas, incluyendo enfermedades cardiovasculares, síndrome metabólico, hipertensión arterial y diabetes.

[6]​[7]​ Asimismo, muchas personas con enfermedad inflamatoria intestinal o trastornos gastrointestinales funcionales, como el síndrome del intestino irritable, emplean esta dieta u otras similares (como la dieta paleolítica o la dieta baja en FODMAP) para aliviar sus molestias digestivas.

[8]​[9]​[10]​ Sin el tratamiento adecuado, la enfermedad celíaca puede provocar complicaciones de salud muy graves, entre las que cabe señalar diversos tipos de cáncer (tanto del aparato digestivo, con un incremento del riesgo del 60%, como de otros órganos), trastornos neurológicos y psiquiátricos, otras enfermedades autoinmunes y osteoporosis.