Antiguo presidente del Colegio Internacional de Filosofía, en París, fue el único extranjero a dirigir esta institución francesa fundada en 1983 por Jacques Derrida entre otros.
Hace un llamamiento al Presidente francés François Hollande para que cumpla los compromisos iniciales que fundaron el Colegio y garantice así la presencia del pensamiento crítico en la vida pública francesa.
[10] Su libro más sobresaliente es Orden y Tiempo en la Filosofía de Foucault (Francés, 2011; Español, 2014),[11] donde argumenta que la obra de Foucault es profundamente filosófica, condición que esta obra revela cuando recurre a conceptos clásicos y cuando supone esquemas especulativos que no pueden ser comprendidos sin volver a Kant, a Nietzsche o a Heidegger; y, además, esta obra tiene un sentido filosófico profundo, aquel que parte de la determinación fundamental de las evidencias superficiales para alcanzar una sistemática reinventada.
Así, el historiador Alberto Castrillón, en Colombia, escribe que “Diogo Sardinha violenta las evidencias que ya comenzaban a solidificar y estabilizar en un consenso peligroso las interpretaciones de Foucault.
La más contundente vino del filósofo francés Alain Brossat, quién estima que “con la ayuda de términos o enunciados tan vagos cuanto ‘proyecto’ (lo que contra todo y todos unifica la obra a despecho de las rupturas y disparidades manifiestas que la marcan), ‘sistematicidad sin fin’, ‘juego libre’, ‘sentido fundamental’, ‘sistematicidad sintética’… se construye una tenaz teleología fundada en la evidencia indiscutida según la cual el sentido de un trabajo filosófico agenciado alrededor de un nombre propio solo puede descubrirse al final en la aparición terminal del sentido de una obra, indisociable de su unidad contra todo y todos.
[17] Sardinha publicó una respuesta a Brossat, contestando su lectura: “él me atribuye ideas que son por lo menos extranjeras a mi trabajo, por no decir que corresponden a veces, incluso muchas veces, exactamente al opuesto no solamente de lo que yo pienso, pero también de lo que escribí.”[18] En su segundo libro, La Emancipación de Kant a Deleuze (en francés),[19] Sardinha muestra cuanto Kant y Deleuze se ubican al extremo opuesto el uno del otro.
Así, en la historia de la emancipación entre las Luces y el final del siglo XX, Kant lanza un reto a cada uno para que se vuelva adulto, en tanto que Deleuze insiste en un devenir-niño.