Recibió varios elogios y se convirtió en consejero del rey.
El rey Alfonso V decidió centralizar el comercio de oro y garantizar la seguridad de los portugueses erigiendo una importante fortaleza allí.
Gracias al talento como gestor y organizador de Azambuja, la construcción se completó en un tiempo récord, tan sólo unas semanas.
Diogo de Azambuja se mantuvo vinculado a la Corte y al servicio al rey, a pesar de su edad y la discapacidad física en la pierna que aconsejaban su retiro.
Azambuja no sólo llevó a cabo la misión con éxito, además tomó Safim, quedando como capitán de la ciudad hasta 1509, a la edad de unos 77 años.