Discurso del 3 de octubre de 2017

[3]​ Ha sido el quinto mensaje institucional extraordinario de un monarca español dirigido a la nación desde 1975.

En el caso de la presidenta del parlamento regional, Carme Forcadell, tres.

[16]​ Solo dos días antes habían tenido lugar los sucesos en torno a la consejería de Economía catalana en los que un grupo de guardias civiles no pudieron salir del edificio ante la multitud que lo rodeaba.

[18]​ Los resultados fueron ampliamente cuestionados tanto por las irregularidades detectadas durante el proceso,[19]​ como por la falta de ratificación por un órgano independiente.

Se acordó con el Gobierno, que no había realizado ninguna declaración pública, que Felipe VI dirigiría un discurso a los españoles a las 21.00 horas del martes 3 de octubre, decisión que se hizo pública a las 18:25 del mismo día.

Y en estas circunstancias, quiero dirigirme directamente a todos los españoles.

Con sus decisiones han vulnerado de manera sistemática las normas aprobadas legal y legítimamente, demostrando una deslealtad inadmisible hacia los poderes del Estado.

Han quebrantado los principios democráticos de todo Estado de Derecho y han socavado la armonía y la convivencia en la propia sociedad catalana, llegando ─desgraciadamente─ a dividirla.

Sé muy bien que en Cataluña también hay mucha preocupación y gran inquietud con la conducta de las autoridades autonómicas.

En ese camino, en esa España mejor que todos deseamos, estará también Cataluña.

[23]​ Continuó denunciando la quiebra de los principios democráticos que deben regir todo Estado de Derecho, «socavado la armonía y la convivencia en la propia sociedad catalana, llegando desgraciadamente a dividirla».

También recalcó las claves necesarias para el funcionamiento del Estado de Derecho: «Vivimos en un Estado democrático que ofrece las vías constitucionales para que cualquier persona pueda defender sus ideas dentro del respeto a la ley.

El texto es ajustado, con palabras medidas pero contundentes y frases con ideas claras, sin perífrasis o circunloquios, ni digresiones innecesarias.

A su juicio, su duración fue muy adecuada, seis minutos, tiempo suficiente para exponer las ideas más importantes sin extenderse.

Su repercusión fue máxima, tanto por televisión y radio españolas como en los medios de comunicación internacionales que lo siguieron en directo.