Ya sea un simple truco de bolsillo o una gran producción escénica, el secreto central es la distracción.
Una referencia temprana a la distracción (misdirection) aparece en los escritos del artista y escritor influyente Nevil Maskelyne: "Consiste, sin duda, en engañar a los sentidos del espectador, con el fin de nublar la detección de ciertos detalles que se requieren mantener en secreto".
[2] Henry Hay describe el acto central de prestidigitar como "una manipulación del interés".
Una es dirigir la visión del público hacia otro lado por un momento fugaz, para que no detecten algún truco o movimiento.
En su libro de 1948, Principles and Deceptions, Arthur Buckley cuestiona la exactitud del término inglés misdirection.
[10] Desde ese momento, los magos han debatido el uso del término, creando una gran discusión sobre qué es y cómo funciona.
Bill unificó las frases en esta: "La misdirection es verdadera cuando ellos creen lo que haces y luego te siguen".