Distrito de Sangarará

Con la incorporación de los Kanchis al Imperio Incaico, Sangarará quedó unido al destino e historia del Tahuantinsuyo y se convirtió en uno de los más importantes huamanis del Collasuyo.

Sangarará, que estaba comprendido dentro del «huamaní» Cana-Kanchi, fue encomendado al conquistador español capitán Rodrigo de Esquivel y Cueva.

Durante la administración del virrey Francisco de Toledo, entre los años 1570 y 1575, los españoles obligaron a los ayllus de Sangarará -que hasta entonces habitaban la zona en forma dispersa y sin criterio de núcleo urbano- a abandonar sus aldeas primitivas para concentrarse en nuevos «pueblos indios» planificados para ellos, llamados reducciones, asignándoseles un doctrinero para evangelizarlos y educarlos.

En 1923, durante el gobierno de Leguía, Escalante fue apresado y confinado en la isla San Lorenzo.

Salió de prisión gracias a Leguía y se convirtió en leguiista, asumiendo dentro de este régimen una orientación pro indígena, mesocrática y populista, haciendo una utilización pragmática del «asunto del indio» para lograr objetivos políticos personales.

A diferencia de su posterior aislamiento republicano, Sangarará durante la época colonial era paso obligado del gran Camino Real Cuzco - Alto Perú.

Mientras los virreinales se adueñaban del lugar, Túpac Amaru -con hábil estrategia- logró despistar a los realistas y crear el convencimiento que huía desaforadamente.

Tiburcia Landa propuso que las tropas se parapetasen sobre el morro Pregonana Mocco, ubicado a espaldas de la iglesia, ventajosa posición que permitía dominar el camino por donde forzosamente pasaría el enemigo si intentaba ingresar al pueblo.

Es decir, la acción bélica no fue inmediata, estuvo precedida por un proceso de negociación, el cual fracasó.

Además, entregó al cura de Sangarará doscientos pesos para que enterrase a los muertos.

Quizás los caídos fueron menos, porque algunos indios virreinales lograrían huir en medio del desorden; otros heridos, tal vez salvarían.

Después que Túpac Amaru se fue para Pomacanchi, el cura de Sangarará contó trescientos noventa y cinco muertos que estaban tendidos en las calles, plaza e iglesia, cuyo arquitrave y techo se vinieron abajo.