Los agricultores, al comparar los bajos precios que ellos recibían debido a la regulación del gobierno, contra los altos precios del mercado, desarrollaron una hostilidad extrema contra los comerciantes de arroz y contra los empleados gubernamentales que permitieron que el precio del arroz al consumidor se saliera de control.
Sin embargo, la intervención en Siberia inflamó más la situación, con la compra por parte del gobierno de una provisión de arroz para apoyar a las tropas en el extranjero, lo que contribuyó a aumentar aún más el precio del arroz.
El gobierno falló en controlar este fenómeno económico y las protestas rurales se expandieron a los pueblos y ciudades.
Iniciado con motivos pacíficos, el disturbio se transformó en alborotos, huelgas, saqueos, colocación de bombas en estaciones de policía y oficinas gubernamentales y escaramuzas armadas.
[2] Asumiendo su responsabilidad del colapso del orden público, el primer ministro Terauchi y su gabinete renunciaron el 29 de septiembre de 1918.