[3] Las evidencias arqueológicas actuales muestran que los estudios sobre la división sexual del trabajo en los siglos anteriores, se basan puramente en un sesgo antropocéntrico.
En las sociedades preestatales documentadas por los antropólogos durante los siglos XIX y XX, se observa que tareas como la recolección de alimentos son en su mayor parte llevadas a cabo por mujeres mientras que otras como la caza, la pesca y las actividades punitivas relacionadas con la guerra son mayoritariamente realizadas por los hombres.
En estas sociedades el modo de producción dominante es naturalmente la caza-recolección, aunque se producen también otra serie de objetos domésticos y prácticos necesarios para la vida cotidiana: muebles, instrumentos, enseres domésticos, ropa y calzado, vivienda, etc.
Esto puedo suceder incluso en sociedades relativamente igualitarias y poco jerárquicas donde muchas de las decisiones se toman en común, con la opinión de todos los miembros del grupo étnico o la aldea.
[13] Esto generó un nuevo concepto en la mente de todo el mundo, conocido como “jornada dual”, en el que además del trabajo doméstico, la mujer se incorpora al mercado laboral remunerado.