Domingo López Matute

[1]​ Era un hombre tez oscura, con rasgos africanos o indígenas evidentes, por lo que era considerado pardo, y de condición social inferior.

[3]​ Burdett O'Connor se presentó al gobernador Juan Antonio Álvarez de Arenales, exigiéndole que le entregara a Matute.

El gobernador no solamente se negó, sino que lo expulsó del país entre amenazas por haber ingresado con tropas extranjeras.

[3]​ Según Lamadrid, el coronel López encontró a la joven Luisa Ibazeta en un baile en casa su aristocrática familia, y esa misma noche la pidió en matrimonio.

No obstante, en el camino se encontró con Manuel Puch, que marchaba con una partida de soldados a unirse a Pachi Gorriti, hermano del general y del canónigo de ese apellido en la revolución contra Arenales.

Al finalizar la batalla, los colombianos degollaron a varios prisioneros en el atrio de una iglesia.

No obstante, López atacó el campamento de Ibarra, derrotándolo, y Lamadrid ocupó la capital santiagueña.

Haya sido durante una misa o mientras el cura intentaba administrarle los últimos sacramentos, Matute se apoderó por sorpresa del cáliz donde el sacerdote llevaba las hostias, y exigió ser puesto en libertad; caso contrario, derramaría las hostias, lo que era considerado un grave sacrilegio.

Poco después, López Matute se rindió, aceptó confesarse, comulgar y recibir la extrema unción.