Según la obra La Bandera Carlista en 1871, cuando se encontraba emigrado en Ceret, una vez prestó auxilio en un incendio y salvó a una anciana y dos niñas de entre las llamas.
También proporcionó atenciones y ayudas económicas a otros emigrados españoles.
Tras volver a España, su padre fue diputado provincial por Villafranca del Panadés en varias ocasiones.
[3] En la prensa francesa continuó escribiendo artículos defendiendo los principios católicos.
Organizó el Ateneo católico-monárquico de Barcelona y fue nombrado vicepresidente del mismo en 1870.
[3] Su manifiesto, corto y conciso, proclamaba en primer término la unidad religiosa, el amor a los fueros, el odio al extranjero y su sincera lealtad a la causa de la legitimidad, personificada en el príncipe Don Carlos.
Escribió también varios artículos políticos en el periódico francés Gazette de Languedoc.
[5] Una vez proclamado Alfonso XII rey de España, en 1875 Miquel se adhirió al grupo de Ramón Cabrera y reconoció a Don Alfonso como rey, separándose del carlismo.