El lienzo podría haber sido pintado por Velázquez entre 1631 y 1632, año de la muerte del retratado, Diego del Corral y Arellano, junto con el retrato de su esposa e hijo primogénito, compartiendo sus mismas características técnicas e historia.
[4] Antes de que fueran donados al museo, apareció la siguiente noticia en la prensa madrileña: Los dos restantes retratos velazqueños propiedad de la familia —Felipe IV y Conde-Duque de Olivares— fueron puestos a la venta en 1912 en Londres, Agnew and Sons.
[6] Habiendo encargado Antonia Ipeñarrieta a Velázquez en 1624 los retratos de Felipe IV, el Conde-Duque de Olivares y de su difunto primer esposo, García Pérez de Araciel, algunos autores, señalando diferencias estilísticas entre este retrato y el de su esposa, pensaron que podía haberse pintado sobre el primitivo retrato, aprovechando el cuerpo y retocando hacia 1632 la cabeza, que algunos críticos creen inacabada por muerte del retratado.
[7] Las radiografías y estudios técnicos efectuados en el Museo del Prado descartan tanto esa posibilidad como las diferencias cronológicas entre ellos, habiéndose realizado los retratos de los dos esposos con iguales materiales y técnica.
[13] Dejó escritas varias obras, algunas de ellas publicadas, como el Memorial del Príncipe de Esquilache, y otras de tipo judicial; además, se conservan tratados suyos sobre fuerzas eclesiásticas, protocolo y otros temas.