Fue hasta 1559, luego de criarse en España por órdenes de su padre, que su hermano Felipe II reconoció el lazo sanguíneo.
Este retrato muestra a Juan con un traje cortesano de terciopelo rojo, bordado con canutillos de oro y plata.
La investigadora María Kusche lo fechó en 1560, y esta misma sugirió la posibilidad de que sea el mismo traje que usó el infante en la jura del rey Carlos como Príncipe de Asturias en Toledo.
[1] El fondo de la obra es completamente negro con el fin de resaltar al retratado, y destaca el minucioso trabajo que el pintor ejecutó para plasmar los ropados del infante.
[2] Una de las manos de don Juan sostiene un guante y se apoya en una espada,[2] en tanto la otra la recarga en la cadera para afirmar la postura.