El individuo que hacía el don Tancredo, esperaba al toro a la salida de chiqueros, subido sobre un pedestal situado en mitad del coso taurino.
El mérito consistía en quedarse quieto, ya que el saber de la tauromaquia afirmaba que al quedarse inmóvil, el toro creía que la figura blanca era de mármol y no la embestía, convencido de su dureza.
Así las cosas, el Tancredo fue prohibiéndose por las autoridades, y ya a mediados del siglo XX se realizaron las últimas representaciones.
[3] Una de las apariciones más populares del don Tancredo es el interpretado por Fernando Fernán Gómez en la película El inquilino.
[4] En la década de 1990 y principios del siglo XXI en el programa televisivo El Grand Prix del verano de TVE era habitual que se realizara una prueba de "Don Tancredo" en el que los concursantes, debidamente protegidos y disfrazados como luchadores de sumo, tenían que aguantar en un pequeño foso unos minutos a una vaquilla y ganaban los que no eran derribados de su pedestal por esta.