Donato Magno

Figura como Demetrio Casae Nigrae en los registros eclesiásticos correspondientes a octubre del año 313.

Estos acontecimientos pueden haber tenido lugar hacia el año 311, antes de que Donato llegara a Cartago.

Éste murió al poco tiempo, y le sucedió Donato, dispuesto a continuar la lucha.

Por tanto, las personas que habían sido bautizadas o consagradas no debían ser reconocidas por la Iglesia.

Esto era relativamente consistente con el pensamiento de san Cipriano, que murió mártir unos cincuenta años atrás.

Sin embargo, la Iglesia romana creía que los clérigos lapsos podían llevar a cabo su labor si seguían el ritual eclesiástico.

Ante esta situación, la secta donatista se expandió durante cuarenta años, aunque no consiguió el reconocimiento oficial.

Estos y otros acontecimientos hicieron virar la política religiosa del emperador en el Norte de África.

Esto produjo gran conmoción en el pueblo llano, que se sometió al mandato con escasa resistencia.