La poco convencional propuesta consistía en montar dos motores en el interior del fuselaje conectados a un par de hélices contrarrotativas montadas en la cola, en configuración propulsora, dejando el ala y el fuselaje limpios de protuberancias que aumentaran la resistencia.
Fueron construidos dos prototipos, pero el final de la Segunda Guerra Mundial cambió las prioridades, y la llegada del motor a reacción presentó una alternativa para conseguir altas velocidades.
Las armas tenían un área de fuego limitado y sólo podían cubrir la parte trasera, pero con la alta velocidad del avión, se pensó que sería improbable que los cazas interceptores pudieran atacarle desde cualquier otro ángulo.
Debido a que el estabilizador vertical y timón estaba localizado por debajo del fuselaje, se requería un manejo cuidadoso durante el carreteo, despegue y aterrizaje, ya que la luz libre hasta el suelo era limitada.
Después de 22 vuelos, el estabilizador vertical y timón inferior fue dañado en un aterrizaje brusco en 1947.