Los jugadores controlaban dragones y conquistaban ciudades con el objetivo de obtener recursos para imponerse a sus adversarios y obtener los tres trozos de un talismán que les permitirían alcanzar la inmortalidad.
Los jugadores encarnan a tres hechiceros malignos: Bachim el Alquimista, Oureod la Vampira y Ametrin la Bestia Verde.
Los dragones también pueden atacar ciudades sin conquistarlas simplemente para reducir su población, bien para ayudar a otras ciudades en su guerra contra ellas o para rescatar princesas o nobles mantenidos como rehenes, y por los que se ofrecen recompensas.
Si es demasiado elevada para su población y capacidad económica intentará rebelarse, aunque no podrá hacerlo si hay un dragón apostado permanentemente en ella.
Por otra parte la mayoría de los ingredientes tienen diversos efectos, tanto perjudiciales como beneficiosos, por lo que es necesario combinarlos con otros hasta dar con la mezcla adecuada.
Para realizar pociones resulta muy útil la tabla de ingredientes que acompaña al juego.
Si se incrementa la vista del dragón mediante Alquimia podrá verlo sin necesidad de aterrizar, aunque tendrá que aterrizar para controlarlo y tras registrar la zona advertirá a su amo.