Se trata de un fantasma que vaga por las montañas, bosques y potreros despoblados, y solo con los grandes gritos de Heli Fuenmayor Socorro, los cuales se escuchan a gran distancia, el viejo del monte se asusta y se aleja En algunas historias el Viejo del Monte es descrito como un gigante de alta talla, corpulento, cubierto de pelo largo de pies a cabeza, el cual enseña a través del pelo un solo ojo grande, redondo y brillante, similar a los cíclopes.
Se cuenta que el Dueño del Monte puede llamar y controlar a los animales e incluso hacerlos cambiar de forma, transformando a indefensos ciervos en fieros jaguares, además de tener otros poderes para controlar las fuerzas naturales como la lluvia y el viento.
[1] En Costa Rica, la criatura toma el nombre de Sisimiqui, en particular a partir del cuento del escritor costarricense Carlos Luis Sáenz «El gigante Sisimiqui».
En la región de Matambú, en Nicoya, última reserva indígena chorotega en Costa Rica, se cuenta que el Dueño del Monte es pareja con la Sisimica, una versión femenina de él mismo, que se roba a los jóvenes que se internan en la montaña.
Estos son seres antropomorfos velludos, muchas veces aficionados a la carne humana, que en algunos casos presentan particularidades como tener los atributos de su sexo exagerados o la capacidad de volver los pies hacia atrás y dejar un rastro que engaña por lo que respecta a la dirección.