Eberhard IV de Nordgau

En 959, puso la abadía de Lüders a disposición del emperador Otón I, quien la entrega, con sus posesiones, al abad Baltram y a sus sucesores: Locum Lutheraa vocatum, quem accepimus a filiis Hugonis, Heberhardo et Hugone, monachis aptissimum, eis concessimus, Baltranno videlicet et ejus subditis etc.[1]​ Eberhard IV es quizás idéntico al Heberhardo que da testimonio en un documento privado de la abadía de Münster-Granfelden, en 967.

[2]​ El conde Eberhard, después de haber gobernado el Nordgau, desde el año 940 hasta 951, abdicó toda autoridad soberana en favor de su hijo, y se retiró a su tierra de Altdorf, donde meditaba fundar un monasterio cuando la muerte le sorprendió en 972: Sed cum, praeveniente aegritudine et morte sequente, impediretur, etc.[3]​ Eberhard recomienda a su hijo cumplir su voto para esta fundación.

Ha sido identificada como Liutgardis, viuda del conde Adalbert von Metz, hija de Wigerich (III) Graf im Bidgau y su esposa Kunigunde von Lothringen.

La única base para esta hipótesis es una carta fechada 8 de abril de 960, por la cual Liutgardis donó propiedad in comitatu Nithegowe cui Godefridus comes preesse, que había heredado ex parentibus meis Wigerico et Cunegunda, a la abadía Sankt Maximin en Tréveris pro remedio…parentum meorum, seniorum quoque meorum Alberti et Everhardi vel filiorum meorum...[5]​ Eberhard IV siempre fue considerado como el progenitor de familias nobles altamente importantes.

Pero que no es el padre de los hermanos Adalbert, Gerhard y Adelheid, madre del rey Conrado, el Sálico, de la que derivan todos los ex nobilissima gente Liutharingorum,[6]​ está demostrado de manera convincente.