Ecce Homo (Andrea Mantegna)

Mantegna afrontó el tema con realismo despiadado, que no ahorra los detalles más crudos y grotescos.

El contraste entre luces y sombras hace resaltar la figura de Cristo, confiriéndole una vigor escultórico.

A los lados se encuentran cinco acusadores, cuyas intenciones son plasmadas por los papeles escritos arriba (con signos de doblado), que se pueden interpretar casi como un bocadillo de lo que la multitud grita: CRVCIFIGE EVM.

A la izquierda se encuentra un judío, con una hoja a modo de sombrero donde están escritas sus palabras en pseudohebreo, cuya elegante y nítida grafía contrasta con la maliciosa expresión del rostro rugoso; a la derecha, con un extravagante turbante amarillo, se encuentra una anciana con una mueca de desprecio que deja al descubierto su boca desdentada.

Su figura también se encuentra en un dibujo conservado en el Museum Boymans-van Beuningen de Róterdam.