Pasó de molino comunal a fábrica de hacer harina, con producto ensacado, etiquetado y comercialmente distribuido, que fue incorporando las novedades debidas a la introducción del uso del vapor y la electricidad.
La fábrica se convirtió en museo y regresó a manos públicas, completándose así un ciclo histórico.
Actualmente ya no se hace harina, aunque la fábrica podría ponerse en funcionamiento.
Desde ese momento, la evolución tecnológica de los molinos fue constante hasta llegar, con la industrialización, al sistema moderno.
A través de las maquetas se puede experimentar cómo ha evolucionado la molienda del trigo.
Para entender todo el proceso hay un audiovisual que acompaña el grano de trigo en su recorrido por la fábrica.
El pan, alimento básico, aporta hidratos de carbono y proteínas, necesarios para que el cuerpo esté sano.
En el centro de la sala, los imponentes plansichters, grandes tamices industriales, clasifican el producto obtenido en los molinos.
Su agua también sirve para regar los campos y los huertos que le acompañan en su recorrido sinuoso.
Dejándose llevar por la intuición, la curiosidad, la sorpresa o incluso por la pereza de solo curiosear y ver sin mirar.