El país tiene una alta densidad de población, pocos recursos naturales y un frágil suelo.
La industria sigue dominada por las corporaciones controladas por el gobierno que no son rentables.
Mantener el progreso de su macroeconómica depende de la baja inflación, la reducción del déficit comercial y las reformas destinadas a fomentar la inversión privada.
Once bancos y cinco instituciones financieras no bancarias operan en el país.
Los bancos suelen ser adecuadamente capitalizados, pero siguen siendo vulnerables debido a su exposición excesiva al sector del algodón, cuyos precios están sujetos a oscilaciones significativas.