Economía de banda ancha

La economía de banda ancha (en inglés broadband economy, en francés économie à large bande, en portugués economía de banda larga) es un tipo de economía en la que las tecnologías de la informática y las comunicaciones están muy avanzadas, tanto en infraestructuras como en herramientas digitales y sistemas aplicativos, a tal punto que hay una cantidad de cuestiones que los individuos pueden encarar desde el lugar donde se encuentren (el domicilio, un sitio público, un club deportivo o una institución cualquiera, un centro cultural, etc.) casi como si se encontraran en ambientes o lugares especiales donde antes se debía concurrir expresamente para poder cumplir un trámite administrativo, o poder escuchar una conferencia, o poder estudiar para graduarse en algo, o poder trabajar, o poder divertirse, o poder hacer compras, etc.

El distintivo de una economía de banda ancha es que prima o está muy desarrollado tanto el teletrabajo, como el tele-esparcimiento, la telesocialización, la televigilancia, la tele-administración, el telegobierno (o e-gobierno),[2]​ la tele-educación, la teleconsulta, el teleturismo, la telecompra, la telecultura, etc.

Billones y billones de dólares estadounidenses se movilizan cada semana alrededor del globo, a la búsqueda de una ventaja competitiva, y cuando el problema golpea una economía nacional, el capital golondrina puede que también escape a la velocidad del rayo.

Cuando los centros económicos están conectados, se hace posible el manejo a distancia de trámites y de controles, e incluso el ordenamiento y la supervisión de los propios procesos productivos, como si quienes realizan estas tareas se encontraran en el mismo edificio donde estas tareas se concentran, o apenas a pocos pasos, cruzando la calle o en el edificio contiguo.

Hoy día la inseguridad de empleo se ha elevado, y con diferencias seguirá aumentando por todo el mundo, en buena medida como resultado de una competencia más exacerbada, así como por una búsqueda y captación de talentos más reñida, y una mayor tendencia a la globalización con todo lo que ello implica.

Estas comunidades inteligentes no son necesariamente las de mayor tamaño en cuanto al número de personas que involucran, ni tampoco necesariamente las que albergan los desarrollos tecnológicos más prometedores o famosos.

La localización geográfica pareciera que tampoco es un factor muy determinante, pues se han observado desarrollos de comunidades inteligentes tanto en países del primer mundo como en países emergentes o países en vías de desarrollo, y tanto en suburbios como en centros financieros o ciudades enteras, y tanto en la costa como en mesetas o en zonas montañosas, etc. Lo positivo es que, a pesar de que la economía de banda ancha nos presenta un desafío épico en el sentido no solamente de los desarrollos tecnológicos, sino también en la implantación de una nueva cultura tanto en el trabajo como en la vida cotidiana y social, y también en la propia organización institucional, además nos brinda un nuevo instrumento muy poderoso y competitivo a aplicar en materia educativa, organizacional, financiero-contable, etc.

Comenzando en los años 1990, se desplegaron redes locales a las cuales la mayor parte de nosotros llamamos banda ancha, ADSL, cable, entramado de comunicaciones, etc, en distintas vecindades, centros urbanos, o ciudades enteras.

Esto permite aún en lugares geográficamente remotos, crear nuevos tipos de empresas incluso en algunos aspectos parecidas a Yahoo!

[9]​ Aunque no es lo único,[10]​ interesante e importante es el enfoque que a esta cuestión da el investigador social Brauli Tamarit Tamarit en su escrito titulado "Desmontando las trampas del dinero",[11]​ donde advierte sobre la posibilidad de que en el nuevo escenario se pudiera establecer una "tiranía telemática", aprovechando las posibilidades de la infraestructura telemática establecida; allí, este investigador catalán especula incluso con la digitalización del dinero, lo que tanto podría llegar a ser una solución magnífica o un desastre,[12]​ dependiendo de quien sea que ejerce el control sobre estos recursos telemáticos.

La banda ancha por sí sola ciertamente no genera las condiciones en las cuales se pone a una determinada comunidad en competición directa y abierta con cada comunidad similar sobre la Tierra, así como no necesariamente proporciona una apertura a nuevas oportunidades para el comercio y la colaboración interindividual e interinstitucional.

Otros están bien orientados en el camino hacia objetivos ambiciosos, y avanzan rápidamente.

El senador Stephen Conroy , Ministro de Banda Ancha, Comunicaciones, y Economía Digital, de Australia , en la apertura de '35th ICANN Meeting' [ 1 ] ​ en Sídney , el 21 de junio de 2009.
Afiche de una campaña de prevención contra la corrupción en Nuakchot ( Mauritania ).