Tenía alguna cultura, dotes singulares para la versificación y una experiencia en la vida que se refleja en composiciones tales como La cornetita y Barajando, pero su vida irregular le impidió ensayar composiciones de más alto vuelo.
Se decía discípulo de Andrés Cepeda —el famoso poeta ladrón— pasó muchos años explotando locales de juego, en sus últimos años vendió libros en los puestos que estaban en el patio del Cabildo de Buenos Aires que después migraron a la Plaza Lavalle.
Entre sus obras nativistas se cuentan Tus aros criollos, estilo con música de Alfredo E. Casella y La rodada, una de las varias canciones criollas a las que puso música Eduardo Bonessi.
Los versos redactados en primera persona abundan en lunfardismos, especialmente los atinentes al juego, así como en paralelismos entre la vida y los naipes.
Fue grabado, entre otros, por Carlos Gardel, Edmundo Rivero y por la orquesta de Juan D´Arienzo con la voz del rosarino Alberto Echagüe.