Educación sobre el cambio climático

En particular, la ECC fortalece la resiliencia de las comunidades vulnerables, que son las más afectadas por los efectos adversos del cambio climático.

Gracias a la colaboración con organizaciones e individuos, la UNESCO pudo albergar la Conferencia Mundial de Educación Superior en Barcelona en 2022.

Desde 1998, la educación ambiental es obligatoria en todas las escuelas del país, y con el tiempo ha evolucionado hacia un enfoque más amplio de EDS.

En el año 2000, la Ley General de Medio Ambiente y Recursos Naturales transformó la educación ambiental, integrándola como un tema transversal e interdisciplinario en el currículo escolar.

[1]​ República Dominicana ha participado en diversas iniciativas de EDS y Educación sobre el Cambio Climático (CCE) que han contribuido a fortalecer la capacidad local.

[10]​ Estos estándares entraron en vigor en el año escolar 2022-23,[11]​ convirtiendo a Nueva Jersey en el primer estado en implementar esta medida.

A pesar de que el nuevo gobierno identificó las crisis económicas y ambientales vinculadas al cambio climático como temas importantes, la educación solo se mencionó en relación con la crisis económica, sin referencias específicas al cambio climático o la sostenibilidad en el ámbito educativo.

Las iniciativas gubernamentales han apoyado proyectos liderados por ONG para aumentar la conciencia comunitaria sobre el cambio climático, y se creó una red nacional sobre EDS que recibió financiación hasta 2013.

[1]​ En Reino Unido, la campaña Teach the Future busca reorientar el sistema educativo en torno a la emergencia climática y la crisis ecológica.

Ese mismo año, la CCE fue incorporada al currículo de geografía en la Etapa Clave 3 (11 a 14 años).

Aunque las políticas y planes nacionales sobre cambio climático en China hacen referencia a la educación, no abordan específicamente la ECC.

[15]​ Los primeros pasos clave promovidos por el MOET hacia la EDS y la CCE fueron:[14]​ En 2016, Vietnam, junto con Costa Rica y Kenia, inició una asociación con la UNESCO para establecer políticas de EDS de alto nivel tanto a nivel regional como global.

[17]​[18]​ Sin embargo, se consideró que aún no abarcaba todos los enfoques necesarios para la EDS.

[22]​ En algunas regiones, como en España, las altas temperaturas han forzado la suspensión de clases en edificios escolares no preparados para soportar el calor.

Estos eventos climáticos extremos no solo afectan la continuidad de las clases, sino que también impactan el rendimiento académico.

Las familias desplazadas suelen priorizar la seguridad económica sobre la educación, lo que limita el acceso escolar y perpetúa las desigualdades ya existentes.

[23]​[24]​ En los países en desarrollo, el cambio climático ha provocado que muchos niños abandonen la escuela para trabajar y ayudar a sus familias tras desastres naturales, exacerbando las disparidades educativas.

[25]​ El cambio climático plantea varios desafíos significativos para la educación en América Latina y el Caribe, según el informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Además, aunque son activos y expresan sus preocupaciones sobre el cambio climático, muchos jóvenes sienten que tienen poca capacidad para influir en las políticas públicas relacionadas.

Asimismo, existe una brecha significativa entre las habilidades técnicas actuales y las que serán necesarias para la transición hacia una economía verde.

Esto limita el potencial de la educación como herramienta clave para enfrentar el cambio climático y avanzar en la sostenibilidad.

[26]​ Las crisis globales, como los desastres naturales, los conflictos, el cambio climático y las epidemias, tienen efectos devastadores en el sector educativo.

La resiliencia en la educación es crucial, ya que protege el capital humano, facilitando la continuidad del aprendizaje incluso en tiempos de crisis.

Estas infraestructuras no solo mejoran la eficiencia energética, sino que también actúan como refugios comunitarios durante desastres naturales.

[26]​ Aparte del cambio climático, la resiliencia educativa también se ha visto afectada por otras crisis como la pandemia de COVID-19.

En algunos países, la salud mental ha sido priorizada en las respuestas a la pandemia, mientras que en otros ha recibido poca atención.

La transformación hacia sistemas educativos resilientes es clave para enfrentar futuras crisis, como el cambio climático y otras emergencias globales.

[29]​[30]​ La educación tiene un rol central en tres áreas clave para avanzar hacia una economía descarbonizada y resiliente al cambio climático.

En primer lugar, debe proporcionar a los estudiantes el conocimiento científico necesario para comprender la crisis climática y la biodiversidad.

La transición hacia una economía sostenible requiere que los sistemas educativos, en particular los de educación técnica y superior, se coordinen con las estrategias nacionales de descarbonización para garantizar que los estudiantes estén preparados para aprovechar las oportunidades laborales emergentes.

Diagrama de la UNESCO que visualiza un "enfoque escolar integral" para abordar el cambio climático