El efecto perceptual producido con la sucesión de imágenes es rápido, inconsciente y casi automático.
Asimismo, al ver las imágenes se formulan hipótesis inmediatas sobre el significado narrativo de eventos específicos e inconscientemente se infiere una conexión entre ellos; en otras palabras, el colocar una imagen o secuencia antes de otra puede construir una unión semántica entre ambas.
[4] A pesar de la influencia del experimento en la literatura cinematográfica, no existe evidencia de su realización ya que, según el mismo Kuleshov, las cintas nunca fueron mostradas a una audiencia y, además, fueron destruidas durante la Segunda Guerra Mundial.
[2] Por ello, más que una prueba científicamente fundamentada, el “efecto Kuleshov” ha pasado a formar parte de la “mitología del cine” cuya única referencia son los relatos de Pudovkin y Kuleshov.
Aunado a la falta de pruebas, existe una contradicción en la forma en que tanto Pudovkin como Kuleshov describieron el experimento.
De igual forma, si se asume que el experimento en verdad se haya realizado frente a una audiencia, los sujetos que formaron parte de ella pudieron haber constituido un público ingenuo y no acostumbrado al cine.
Por otra parte, el efecto Kuleshov puede ser probado si los espectadores no son conscientes sobre la realización del experimento.
Juntas, las tomas simulan una acción ininterrumpida donde todo pasa en el mismo espacio.
[6] Después de realizar este experimento, Kuleshov reafirmó que el espacio físico y tiempo “real” pueden ser totalmente subordinados al montaje y que su fuente se encuentra en la conciencia del espectador.
Su percepción era que el material editado no mostraba relación alguna con la realidad objetiva.
Sin embargo, las recreaciones del experimento no podían funcionar de la misma manera, pues en 70 años las audiencias habían cambiado y evolucionado en comparación a quienes habían presenciado las cintas en la era de Kuleshov.
Asimismo, distinguió seis tipos de montaje: contraste, paralelismo, simbolismo, simultaneidad y leitmotif, con lo cual contribuyó al análisis y teorización que dio lugar a la teoría formalista del cine.
[1] Kuleshov veía al montaje como la estructura elemental por la cual se logra el significado deseado, y como más importante en la organización secuencial que los cuadros dentro de un filme.
En El arte del cine su enfoque principal era crear un sistema o método ordenado de la cinematografía.
[3] Del mismo modo que el experimento original de Kuleshov demuestra la importancia e influencia del montaje a la hora de interpretar las imágenes, si se cambia el experimento poniendo en una misma escena diferentes melodías, también se puede cambiar totalmente el significado de esta.
Siguiendo esta idea, una mala elección de la música puede arruinar una escena o cambiar completamente su significado, dándole uno que no estaba planeado.
Este efecto se extiende hacia el ámbito de la música, ya que hay ciertas melodías que inconscientemente y de forma popular se relacionan con sensaciones y emociones.
Así, el espectador no queda sobresaturado y también es capaz de introducirse mejor en la escena.