La Gerundia, por su parte, es un asentamiento del Neolítico final con una fase de tránsito hacia el Calcolítico.
Fue descubierto y excavado en su práctica totalidad por Luis Siret a finales del siglo XIX y publicado en su obra Las Primeras Edades del Metal en el sudeste de España, en 1890, donde se recoge el ingente volumen de materiales proporcionados por este yacimiento, procedente en su mayoría de las estructuras funerarias.
Los muros son en general rectos, construidos con piedras bien escuadradas trabadas entre sí con tierra.
No se documentaron estructuras ya que el laboreo agrícola ha sido muy intenso y la moderna investigación sobre este yacimiento se ha centrado sobre todo en el análisis de la importante industria lítica presente en toda la secuencia histórica de este yacimiento, que abarca desde el Neolítico al Cobre antiguo.
Todas estas circunstancias hacen innecesaria establecer un entorno de la zona arqueológica, que se encuentra incluida en su totalidad en el área comprendida en la delimitación.