El Cristo Negro (libro)

El relato discurre en la Centroamérica colonial del siglo XVI, mundo de inquisidores y encomenderos,[2]​ en donde Fray Uraco cometerá toda clase de maldades, asesinatos y crueldades.

Todos estos materiales son sometidos a la reelaboración estética signada por la peculiar mirada del narrador, de donde emerge un relato perturbador desde el punto de vista ético y literario”.

En la historia de este anti-santo, como lo clasifica el especialista en literatura centroamericana Ricardo Roque Baldovinos, el autor hace un intento de socavar el imaginario colonial y juega con los estereotipos propios de esta época; presentando oposiciones como: lo español/blanco y lo oscuro, cristiano y pagano.

[1]​ Lo anterior refleja lo que llegaría a ser una de las principales preocupaciones de Salarrué: “el verdadero carácter del bien y del mal, concebidos como fuerzas antagónicas de un debate moral en el que el mal debe desempeñar un papel redentor”.

[1]​ Este argumento es explorado en la posteridad por Salarrué en el ensayo “Los Santos y los Justos” en donde afirma que “la santidad positiva consiste en dar la cara al Mal y no al Bien”.

Portada de la primera edición de El Cristo Negro
Portada de la primera edición de El Cristo Negro