El ajenjo

Delante de ella un vaso lleno con el líquido verdoso, ajenjo, que da el nombre al cuadro.

Coloca a los sujetos casi separados sobre la superficie pictórica, que resulta vacía en su mitad.

Allí tuvo muy duras críticas, recibiendo el apelativo de feo y repugnante.

Las personas representadas en la pintura fueron consideradas por los críticos ingleses como horriblemente degeneradas y groseras.

Muchos afirmaron que era un ataque a la moralidad; este es el punto de vista generalizado entre victorianos, como sir William Blake Richmond y Walter Crane, cuando se expuso en Londres.