[1] En una carta que le escribió a su amigo José María Delgado, Quiroga señaló su preferencia por este cuento, refiriéndose a él como de «lo mejorcito» del libro, ya que «la sensación de vida no está mal lograda allí».
Un día los caballos deciden escapar juntos a través de una brecha en el monte que había descubierto el malacara.
Después de superar varios obstáculos durante su travesía se encontraron con un camino rodeado de pasto y un grupo de vacas, ellas les aseguran que los caballos no pueden pasar para pastar allí y por otro lado les indican la capacidad del toro Barigüí quien puede pasar sobre cualquier límite puesto por los chacareros.
Don Zaninski, el polaco propietario del toro, discute con un chacarero ya que Barigüí había pisoteado la avena, finalmente el chacarero le asegura al propietario que el toro no podrá pasar de nuevo gracias al nuevo alambre de púa que está dispuesto a poner.
Al día siguiente Barigüí se lastima intentando pasar el nuevo alambre de púa y don Zaninski decide carnearlo.