Su ingenioso cumplimiento con las unidades aristotélicas y la vívida representación de la locura humana hicieron que fuese una de las pocas obras del Renacimiento que siguieron siendo representadas (a excepción del periodo victoriano).
El alquimista se estrenó treinta y cuatro años después de la inauguración del primer teatro público permanente, The Theatre, en Londres.
En 1597, se le deniega el permiso a la compañía The Lord Chamberlain’s Men (también conocida como The King’s Men) para usar el teatro de Blackfriars como escenario para sus representaciones en invierno, debido a las quejas de los vecinos más influyentes.
Los vecinos de don Agudo le comentan que mucha gente ha pasado por su casa durante su ausencia.
Todas las clases sociales son víctimas del humor satírico y despiadado de Jonson.
La obra se centra en lo que sucede cuando una persona busca aprovecharse de otra, algo muy extendido en una gran ciudad como Londres.
¿Vais a tirarlo todo por la borda?” El autor se reserva la sátira más severa para los personajes puritanos, probablemente porque éstos deseaban cerrar los teatros en la vida real.
Jonson desprecia constantemente la hipocresía, especialmente la religiosa, que expresa sus juicios condenatorios mediante un lenguaje pretencioso.
En un principio, don Agudo, el maestro de Cara, parece reafirmar su superioridad social y ética para solucionar esta cuestión.
Sin embargo, cuando Cara contempla la posibilidad de casarse con una mujer más joven, su maestro la acepta con impaciencia.