El condenado por desconfiado es un drama teológico del teatro barroco español atribuido por lo general al mercedario Tirso de Molina.
La virtud de Paulo se demuestra impostada, pues con sus penitencias esperaba obtener el pago de una segura salvación y su curiosidad desmedida es, al fin, un malsano vicio; su trayectoria le lleva, mediada la acción, a cometer crímenes equivalentes a los que llevaba a cabo Enrico, tras perder totalmente la confianza en su salvación.
Finalmente, Paulo rechaza arrepentirse mientras que Enrico, antes de ser ejecutado, muestra una sincera contrición.
Paulo, que pretende la salvación divina tras una etapa de mortificaciones, demanda a Dios conocer el misterio de su salvación personal, omitiendo la debida humildad y confianza en sus designios.
La crítica generalmente ha considerado que en esta obra se pone en la palestra la polémica De auxiliis entre el libre albedrío del molinismo y la postura más cercana a la predestinación del bañecismo.