Mientras tanto, en el cuadro en cuestión ahora aparece el autor de las historietas, Jan.
Superlópez se queda a investigar tras el cierre del museo y descubre que el dibujante ha llegado a un acuerdo con el caballero del cuadro para intercambiar sus vidas.
Nervioso por quedarse sin nadie que dibuje sus historietas, Superlópez evita que Jan se vuelva a meter en el cuadro y atrapa al caballero clavándolo con fijador en una pared.
Luego lo vuelve a meter en el cuadro, el cual deja en el baño del museo para despistar.
A lo largo de la historieta el vigilante del museo comenta con resignación varias veces que ya está acostumbrado a que pasen cosas raras en el museo y, cuando ve que el cuadro ha desaparecido, su primera idea es ir a buscarlo al baño.