El ladrón de Bagdad (película de 1940)

La película está parcialmente narrada mediante analepsis, como ya era el caso de Las mil y una noches.

Ambos tendrán que ser decapitados al amanecer pero Abú es un hábil ladrón y ha conseguido robar la llave del calabozo.

Caída ya la noche, en vez de esperar a ser ejecutados, los dos prisioneros se liberan mientras los guardias duermen y, tras robar una faluca, viajan por vía fluvial hasta Basora.

Esa misma noche va a palacio y, mediante una treta, consigue entrevistarse con ella para declararle su amor.

El sultán siente una pasión ciega por su colección de autómatas y juguetes mecánicos, y Jaffar, para ganarse la mano de la hija del sultán, le ha traído un caballo mecánico volador con el que puede surcar los cielos quien lo monte.

Jaffar es efectivamente un mago muy poderoso y el caballo es en realidad un artefacto encantado mediante un sortilegio.

Pero Jaffar establece también que el maleficio se romperá en cuanto pueda estrechar a la princesa entre sus brazos.

La película cuenta con decorados y maquillajes elaborados, así como con diferentes tipos de efectos especiales.

[4]​ Años más tarde Freeborn se convertiría en un célebre maquillador y diseñador de criaturas.