Tiene las palabras en lenguaje coloquial de Perelló, un suboficial viejo que ha visto muchas cosas y parece no tener respeto para la víctima, al guardia Satrústegui: Vaya par de peras; Reconozca, mi brigada, que la chica no está en su mejor momento.
Hay otros encuentros en estilo irónico del primer capítulo y unas vueltas sorprendentes que amplían la tensión.
Por ejemplo en esta discusión entre Bevilaqua y Chamorro: «Supongamos que no lo hizo Regina.
El autor tiene un asesino que no ha presentado como sospechoso, con ningunos indicios y pocos alusiones en el curso del acciones.
Es imposible de deducir el autor del crimen por adelantado, pero una novela policiaca de cualidad tiene que poner unos rastros claros para los lectores que quieren comprobar o refutar teorías sobre el asasinato.