El no-nombre (chino tradicional: 無名, chino simplificado: 无名, pinyin: Wúmíng) hace alusión a uno de los puntos del pensamiento taoísta según el cual los nombres no pueden expresar cosas de forma eterna y están siempre unidos a sus opuestos.
Este planteamiento taoísta pertenece al debate que tuvo lugar durante el período de los Reinos Combatientes en torno al nombre de las cosas (míng, 名), y lo que las cosas realmente son (shí, 實).
Lo más misterioso de lo misterioso, es la puerta de toda maravilla.»[1] En este capítulo se puede ver que el nombre que los seres humanos podemos pronunciar no es un nombre eterno y que el Tao auténtico no se puede expresar con el lenguaje.
Si no se logran las cosas, la música y las normas de conducta no conseguirán cumplir debidamente con su función de mantener el orden social, si la música y las normas de conducta no consiguen cumplir debidamente con su función de mantener el orden social, los castigos no se corresponderán con la falta cometida.
Cuando el hombre virtuoso hable, no debe expresarse de cualquier manera"[6] Han Feizi da un paso más y considera que el soberano debe decidir el nombre de las cosas.
君操其名,臣效其形,形名參同,上下和調也。 “Si el soberano controla los nombres, los ministros expresarán lo que estos quieren decir, habrá orden en la relación entre los nombres y lo que representan y habrá armonía entre los hombres de jerarquía superior e inferior”.