El río (relato)

Apareció por primera vez en la segunda edición del libro, de Editorial Sudamericana (1964), junto con otros cuentos como Continuidad de los parques, No se culpe a nadie, Una flor amarilla y Después del almuerzo.

Cortázar retorna a las ideas de Poe en una metahistoria hipotáxica en la que se explora el inconsciente.

En este cuento la mezcla de lo onírico con la vigilia aparece con el discurso del esposo, narrado en primera persona.

Se juega con la ambigüedad de la palabra lecho, aplicada al río y a la cama matrimonial.

[3]​ Según Omar Prego: «El agua en la narrativa de Cortázar es un "elemento agazapado, agresivo"».