Como le resultaba casi imposible escribir un guion de cine sin tener antes un relato, escribió esta novela que, según él, no era para ser leída sino que para ser vista.
En el funeral, Martins conoce al coronel Calloway, jefe de Scotland Yard, quien le dice que su amigo, si no hubiese muerto, la policía lo habría tenido por muchos años en la cárcel.
Finalmente, Martins y Lime concurren hasta el acceso principal a las cloacas de Viena.
Durante la guerra, Viena sufrió los indiscriminados bombardeos aéreos que destruyeron buena parte de su patrimonio histórico.
Efectivamente ese era el seudónimo que Rollo Martins empleaba para firmar sus novelas, Buck Dexter.
No esperó y decidió ir a la casa de Lime que le había ofrecido alojamiento en su departamento, al llegar a este le informaron que Harry había muerto en un accidente y esa tarde lo enterraban.
Finalizado el funeral Martins fue abordado por el coronel Calloway quien lo llevó a un bar donde después de unos cuantos tragos Martins le contó que Harry era su mejor amigo, se conocían desde hacía más de veinte años.
A su vez Calloway le dijo que a su amigo, si no hubiese muerto, la policía lo habría tenido por muchos años en la cárcel por graves delitos y le sugirió que dejara Viena mañana.
LLegó Crabbin y luego de presentarse le pidió disculpas por no haberlo recibido en el aeropuerto, que lo consideraba el novelista más importante del siglo, en Austria tenía muchos lectores, especialmente de su novela La proa curvada.
Martins le preguntó a Crabbin si conocía a Harry Lime, este le contestó que sí porque una actriz que estudiaba inglés en el Instituto era su amiga, trabajaba en Josefstadt, se llamaba Anna Schmidt.
Quedaron de encontrarse al día siguiente a las once en la antigua Viena.
Al día siguiente se encontraron y Kurtz le contó como fue el accidente: salieron a la puerta de la casa de Harry y este vio en la vereda del frente a su amigo Cooler, un americano.
Martins ahora sí estaba seguro de que no había sido un accidente sino un asesinato.
Ya era de noche y Martins había tomado unos cuanto whiskies, decidió ir donde Anna, la encontró en su habitación.
Se miraron, ella no era bella pero sí una mujer con la que convivir para siempre, estaba enamorado.
Había un buen bufé y una muchedumbre formada por personas aficionadas a la literatura.
Pasaron a una sala interior donde varias personas mayores estaban sentadas en semicírculo.
Martins no podía creer que Cooler estuviese metido en esto, era un americano con un fuerte sentido del deber.
Calloway le contó varios hechos relacionados con Lime: se dedicaba al negocio de la penicilina.
Calloway le dijo que al principio eran pruebas circunstanciales hasta que infiltraron un hombre en el hospital militar británico, así llegaron al intermediario, un tal Harbin, lo detuvieron y este contó todo.
Martins se acercó a la ventana y le pareció ver una sombra en la calle.
Cuando llegó el portero le dijo que había sido detenida por una patrulla internacional.
Decidió exhumar el cadáver de Lime para verificar si fue un asesinato.
La policía vigilaba el departamento de Anna para que estuviese tranquila.
Cualquiera podía bajar, los rusos insistían en que no se cerraran esas puertas.
Para traerlo al sector británico los únicos que podrían hacerlo ern Anna o Martins.
Sintió un carraspeo en otra habitación, abrió la puerta y era el doctor Winkler.
[9] Capítulos 15, 16 y 17 Esa tarde Anna estaba en el teatro, había función.
Harry iba protegido por el agente Bates que llevaba linterna y una pistola.
Era un día templado casi primaveral cuando Harry Lime tuvo su segundo funeral, solo estaban Anna, Calloway y Martins.