El trino del diablo

Tartini supuestamente le contó al astrónomo francés Jérôme Lalande que soñó que el diablo se le apareció pidiéndole ser su sirviente, siendo un sueño que tuvo mientras permanecía oculto en el convento, a resguardo del obispo.

Tartini, viendo que el diablo era tan bueno en todo, lo desafió a tocar una melodía romántica para él con su violín, creyendo así poder humillar a su sirviente.

Entonces Tartini le entregó al diablo su violín para probar sus habilidades; el diablo inmediatamente comenzó a tocar con tanto virtuosismo que Tartini sintió que le quitaron la respiración, hecho que según relata, lo obligó a despertar.

La historia completa la cuenta Tartini en el libro de Lalande: Voyage d'un François en Italie (1765 - 66):[1]​[2]​ Compuesta en sol menor, con virtuosismo en el arco y bajo continuo (tocado por un clavicémbalo y algunos instrumentos de cuerda, como el violonchelo o la viola da gamba).

El bajo continuo de una sonata para violín originariamente se realizaba para dos instrumentos: uno que tocaba la línea melódica del bajo (generalmente un violonchelo o una viola da gamba) y otro que realizaba la armonía, rellenando con acordes el espacio entre las dos melodías, la del bajo y la del violín (generalmente un instrumento de teclado como el clavecín o el órgano o, menos frecuentemente, un instrumento de cuerda pulsada, como la tiorba).

El sueño de Tartini (1868) por James Marshall
El sueño de Tartini de Louis-Léopold Boilly (1824), en la que ilustra el relato de Tartini.
Partitura de El trino de diablo .