Todos ellos parecen ser bosquejos narrativos que el autor no alcanzó a pulir por su prematura muerte en 1938.
Tiene algunos puntos en común con el cuento Paco Yunque, el relato más conocido y celebrado de Vallejo, aunque ya no comparte su maniqueísmo tan marcado (es decir, ya no recurre al cliché de poner a los ricos como los malvados y a los pobres como los buenos).
Podemos notar también una similitud con una de las escenas del cuento Paco Yunque, donde a la hora del recreo, el abusivo Humberto Grieve es agredido por otro alumno de más edad y lo defiende a la vez otro alumno mucho mayor, y así sucesivamente, armándose una gresca descomunal.
El relato comienza explicando que la riña entre los dos niños escolares (Cancio y Juncos) se originó por un incidente de manos producido a la hora del recreo.
Llegados al lugar, los rivales se alistan para pelear y el resto de alumnos hacen apuestas sobre quien será el vencedor.
El autor, si bien diferencia al niño pobre (Juncos) del de clase más acomodada (Cancio), no pretende poner al primero como víctima (como había ocurrido en Paco Yunque) sino que otorga a ambos igual agresión, violencia y brutalidad en el desarrollo de la pelea.
Sin embargo, se puede vislumbrar alguna crítica hacia el niño pudiente, pues a pesar de pertenecer a una “familia decente” cae en la provocación y se pone al nivel de su contrincante, que al parecer era el más pendenciero del colegio.