Los comicios se produjeron por primera vez con el PP en el Gobierno español y además, en una situación de excepcionalidad, ya que pocos días antes se había firmado el Pacto de Estella y ETA había declarado una tregua indefinida.
La legislatura saliente había contado con un gobierno de coalición entre Partido Nacionalista Vasco, Eusko Alkartasuna y el PSE-EE, que se había roto poco antes de las elecciones.
Todos estos hechos marcaron las elecciones e hizo que la participación fuera muy alta.
El PNV y EA empeoraron ligeramente sus resultados, mientras que salieron reforzados tanto el PP como la izquierda abertzale, que se presentó bajo la marca de Euskal Herritarrok (EH).
A pesar de obtener dos escaños más y ser la única fuerza del tripartito saliente que ganaba en escaños y votos, el PSE-EE quedó cuarta fuerza política del País Vasco.