Unos meses después de las elecciones, los partidos Liberal y Progresista se fusionaron para crear el Partido Constitucional (Kenseitō), que contaba con una abrumadora mayoría de dos tercios.
Ante esta situación, el Emperador Meiji nombró al líder del partido, Ōkuma Shigenobu, primer ministro, configurando el primer gabinete partidista en la historia japonesa.
Al igual que en las anteriores elecciones, el sufragio era sumamente limitado.
Los únicos habilitados para votar eran los varones mayores de veinticinco años que pudieran pagar 15 yenes o más en impuestos nacionales y que hubieran residido en su prefectura por al menos un año en el período previo a la elección.
Fueron las primeras elecciones en las que la participación creció en lugar de disminuir.