Los socialdemócratas también prometieron no aumentar los impuestos o disminuir la calidad del sistema de bienestar.
Los demócratas cristianos siempre recibieron menos votos que el umbral del 4% para obtener escaños en el Riksdag.
El líder de los socialdemócratas, Olof Palme, logró poner esto en contra del Partido Moderado (M) repitiendo los efectos negativos que esto tendría en los equipos de fútbol juveniles.
Y en el congreso del Partido Socialdemócrata (S) en octubre, se dijo que el resultado de la elección significaba "un no definitivo para cualquiera que quisiera derribar el estado del bienestar".
En el resultado electoral esta implicito también una crítica al sistema, pero al contrario a lo que los neoliberales creían y esperaban, la crítica estaba dirigida a su persistente falta de igualdad".
Para sacar a Suecia de la crisis económica, se requería una política gubernamental decidida y práctica en el parlamento a través de las fronteras del partido sentían una responsabilidad común.